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AL ENCUENTRO DE LA TIERRA ROJA DE NUESTROS XIRGADO (Apuntes para la crónica de una excursión)

 Pensado desde hacía años, pero prácticamente improvisado, así nos llegó el día de ir a Pradorrey, Brazuelo y Castrillo de los Polvazares. Aprovechando la estancia de nuestro primo Girgado californiano, allá nos fuimos un puñado de Girgados. Ver los pueblos en los que nacieron, se casaron y murieron, comer un cocido maragato de tres vuelcos, y pasar un día diferente juntos, eran nuestros objetivos. Nos lanzamos a la carretera por la A-6 hacia Astorga, para recorrer los 266 Km que hay de Ferrol a Pradorrey. 

 Llegamos a Pradorrey, con cierta dificultad porque la parte final del trayecto no está bien señalizada. El pueblo es muy pequeño (105 habitantes según el INE en 2017). Después de algunas vueltas y cruzar algún puente estrecho llegamos a la Iglesia del pueblo donde las calles hacen un espacio un poco más amplio que podría considerarse la plaza del pueblo. La iglesia, dedicada a la Santa Cruz, estaba cerrada. Allí, ante ella, recordamos que de allí eran nuestros antepasados Girgado más antiguos que hemos encontrado: Domingo Xirgado y Antonia Carbaxa, probables padres de Roque Jirgado que nació/fue bautizado el 22 de agosto de 1677. Este a su vez fue padre de Pasqual Girgado, que nació en 1713. Pasqual se casó el 26 de abril de 1735 en Brazuelo, y hacia allí nos fuimos después de hacernos unas fotos. 

 Poco más de cinco minutos nos llevó cubrir los cuatro kilómetros y medio que separan Pradorrey de Brazuelo. Con algo más de entidad, Brazuelo tiene una población de 337 personas según el INE del 2020. Si bien en la actualidad allí es donde está el ayuntamiento, en el que Pradorrey es uno de sus pueblos, a mediados del siglo XIX era al revés, según cuenta Pascual Madoz en su "Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar (1845-1850)": “Pradorrey, Lugar en la provincia de León, partido judicial y diócesis de Astorga, audiencia territorial y capitanía general de Valladolid, es cabeza de ayuntamiento de su mismo nombre al que están agregados los pueblos de Veldedo, Bonillos, Brazuelo, Castrillo de los Polvazares, Combarros, El Ganso, Quintanilla y Santa Catalina.”

Repetimos la operación en Brazuelo. No fue difícil llegar hasta la iglesia, dedicada a Santiago Apóstol, para allí recordar que Pasqual Girgado se había casado en ella, donde nació su hijo Roque y su nieto Blas Girgado Ferrero, que acabó casando en Castrillo de los Polvazares en 1802. Mas fotos y arrancamos nuevamente para dirigirnos esta vez a Castrillo.

 Después de esas fugaces visitas a tan pequeños pueblos, llegar al enorme aparcamiento de Castrillo de los Polvazares da una sensación extraña. Paseamos por sus calles empedradas como sin ganas, recreándonos en el pueblo. Entrecierras los ojos y casi puedes imaginar las recuas de mulas cargando pescados, embutidos u otros productos de secano de paso por allí de camino al centro o al Norte. La ocupación del aparcamiento ya hacía presagiar que no íbamos a estar solos en el pueblo, sensación que si tuvimos en Brazuelo y especialmente en Pradorrey. Parecía una romería la cantidad de gente que vimos entrando en Castrillo y caminando por sus calles. Algún famoso nos pareció ver entre ellos.

 Un poco por la inercia de Brazuelo y Pradorrey, fuimos a la Iglesia. En Castrillo está dedicada a Santa Maria Magdalena. En este caso, no solo estaba abierta sino que además tenían celebración, por lo que nos alejamos un poco para no molestar, y volvimos a hablar de nuestros ancestros de Castrillo, donde Blas Girgado Ferrero (de Brazuelo) casó con Juana Crespo (quince años mayor que él). De dicha unión nacería nuestro Tomás Fernando Girgado Crespo. Allí recordamos que Tomás se había casado en 1854 con Ana Maria Nieto Manzanal (de Santa Marina de Somoza) y tuvieron ocho hijos de los que hasta el momento descendemos todos los Girgado conocidos, y los que estamos empezando a conocer. Hasta este año desconocíamos la descendencia de una de las hijas de Tomás. La llegada del ferrocarril a Astorga en 1866 marca el inicio de la decadencia de los arrieros maragatos, con lo que algunos de los hijos de Tomás y Ana Maria se establecen en la costa. Gabriel en Asturias (Villaviciosa), y Manuel y Francisco en Ferrol.

 Luego vino el cocido maragato, en casa Maruja. El cocido muy bien, pero hubo que buscar nuevas actividades relacionadas con los ancestros. Caminamos hasta el cementerio, y aunque no encontramos referencia alguna a nuestros antepasados. Sabíamos que allí descansan los restos de algunos de ellos y que los recordamos con el viaje (alguno desde California) y con el cocido.

 Y volvimos a casa, con ganas de volver otro día.

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